El sagrado femenino es aquello que comienza a emerger dentro de
nosotres, y se expresa como la creatividad, amor, intuición, perdón,
armonía, belleza, sanación, receptividad.
El sagrado femenino es sagrado, y sin embargo, ha sido suprimido,
degradado y devaluado por demasiado tiempo. Históricamente, la
interpretación de lo humano más antigua que se conoce, comprende la
divinidad como la mujer, y la diosa original como la Madre Tierra. A
partir de la capacidad que tienen las mujeres para engendrar vida, la
divinidad de la Diosa es la metáfora que explica cómo la Tierra es una
madre que nutre. Nutre a sus hijos, a la humanidad. La divinidad de la Diosa es la
metáfora de la Tierra como protectora, y como engendradora de vida.
Al hablar de nueva masculinidad, estamos trayendo a consciencia un profundo cambio cultural necesario en estos tiempos. Estamos proponiendo el retorno del sagrado femenino a la comprensión del ser masculino. De esta manera, el hombre puede ser habilitado socialmente para aceptar su propia vulnerabilidad, aprender a expresar emociones y sentimientos (miedo, tristeza, etc), aprender a pedir ayuda y apoyo, aprender métodos no violentos para resolver los conflictos, aprender y aceptar actitudes y comportamientos tradicionalmente
etiquetados como femeninos, como elementos necesarios para un desarrollo
humano integral. Al recobrar la confianza en el poder protector y nutricio del sagrado femenino, tanto hombres como mujeres pueden iniciar nuevos tejidos de comprensión en sus relaciones humanas.

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